Revista Norte de Salud Mental Nº64
Una vez finalizada la segunda década del segundo milenio, creo que no queda ninguna duda del
paradigma socioeconómico que impera en nuestra sociedad. Estamos ante una evolución más
salvaje, de un capitalismo que ya de por sí lo era.
Más salvaje porque su principal objetivo ya no es
solamente generar plusvalía y acumular capital
ad limitum, reduciendo el estado a su mínima
expresión, crear una sociedad compuesta por
“individuos sumergidos en las heladas aguas del
cálculo egoista“ (1), sino generar subjetividad,
crear un nuevo hombre, en el que ese Neoliberalismo con todas sus características esté introyectado en todos y cada uno de esos individuos
( en palabras de Margaret Thacher: “la economía
es el método, el objetivo es cambiar el corazón
y el alma”).